27 de enero de 2009

Compremos productos de Industrias El Ángel

Les transcribo este comentario de Rónald Díaz, publicado en Informatico.com, sobre la forma en que la compañía Industrias El Ángel, enfrentó la emergencia suscitada con el terremoto que destruyó la comunidad de La Cinchona. Como consumidores, debemos premiar a las empresas que actúan con responsabilidad y castigar a quienes dañan el ambiente y a sus trabajadores.

De ángeles y tragedias

Industrias El Ángel: un ejemplo de responsabilidad social aplicada en medio de la adversidad


¿Es correcto que una empresa gaste el dinero de los accionistas en conceptos que considere socialmente responsables? Milton Friedman, economista de prestigio mundial y ganador de un premio Nobel en este campo, considera que no.

Friedman asegura que la responsabilidad única de los ejecutivos de una empresa es ganar todo el dinero posible para enriquecer a los accionistas, y que invertir en asuntos sociales y medioambientales es válido solo si sirven como un medio para maximizar la riqueza del accionario.

Esto explica por qué el concepto de “responsabilidad social corporativa” (RSC) es usado por muchas compañías como una herramienta de relaciones públicas, sin que sus prácticas de producción, trato con los empleados y relación armoniosa con la comunidad lleguen a respaldar lo dicho, con lo hecho.

La buena noticia es que algunas empresas ven las cosas de un modo distinto, y están convencidas de que el éxito financiero de su negocio no tiene porque ser incompatible con ese concepto básico de la RSC de involucrarse y tomar en cuenta las necesidades económicas, sociales y ambientales del país o comunidad en donde se establecen.

Y así como los amigos verdaderos se conocen en los momentos difíciles, también las buenas empresas sobresalen por su reacción ante la adversidad. El comportamiento del grupo agroindustrial El Ángel S.A., que opera desde 1973 en la hoy devastada comunidad de La Cinchona, es ejemplar.

Luego del terremoto del pasado 8 enero trascendió en los medios de comunicación una noticia poco usual. La empresa, a pesar de estar paralizada por los daños sufridos decidió garantizar dos meses de salario a sus 300 empleados; esto con el fin de ayudarlos en su proceso de recuperación.

La presidenta de la compañía, Ana Lía García, hizo el anuncio minutos antes de tomar un helicóptero y desplazarse a los albergues para visitar a algunos de sus trabajadores allí alojados y darles en persona una voz de aliento.

Y hay más. La víspera del terremoto, Industrias El Ángel había organizado, con sus propias brigadas de seguridad, un repaso del protocolo de evacuación del inmueble; gracias a ello, el terremoto no los tomó desprevenidos y todos los empleados lograron salir ilesos.

La conducta de esta empresa ha generado un apoyo recíproco por parte del gobierno, proveedores y organizaciones de socorro, y la ciudadanía tampoco ha sido indiferente. En la actualidad circulan por Internet correos masivos de consumidores que invitan a compensar la comprometida actitud de El Ángel, con la adquisición de sus productos en la pulpería o el supermercado.

En suma. Industrias El Ángel logró, sin proponérselo, apegados a los valores de su filosofía empresarial, ese “good will” de marca que otros intentan crear invirtiendo grandes sumas de dinero en patrocinios y campañas publicitarias desasociadas de su realidad empresarial.

O en circunstancias de emergencia como la provocada por el terremoto, con la firma de un cheque cuyo monto se calcula con base en el valor de la fotografía en el diario, o los 15 segundos en la televisión.

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