17 de noviembre de 2008

Nuestros gobernantes y su doble moral

Hoy será un día tranquilo en San José y Montes de Oca, miles de estudiantes y trabajadores públicos no asistirán a sus labores porque se les concedió un día de asueto (en todo caso, se dificultaría su traslado, debido a las medidas restrictivas de circulación impuestas por el gobierno).

Pero, será un día agitado para los personeros del gobierno, quienes deben velar por la seguridad del visitante y por el logro de al menos once acuerdos (entre los que destaca el apoyo de la petrolera a Recope, que nos recuerda el interés de explotar nuestra zona caribeña).

El logro de acuerdos comerciales con la potencia asiática, que ha sido muy cuestionada por recurrir a la violación de los derechos humanos de sus ciudadanos, nos obliga a hacernos un cuestionamiento ético. No podemos mirar a otro lado, mientras recibimos dinero marcado por las injusticias. No podemos ser tan críticos respecto de países como Cuba, donde se violan igualmente libertades fundamentales, mientras nos hacemos de la vista gorda respecto de la violación de esas libertades en China.

La doble moral (muy propia de nuestros políticos tradicionales) no debe impregnarse en el nombre de nuestro país. No podemos vendernos al mejor postor. La prevalencia de estos antivalores hace que se conviertan en el mapa de vida de nuestros jóvenes, de nuestros empresarios exitosos, de nuestros hijos. Nuestros representantes deben levantar el estandarte de valores que fortalezcan el temple de nuestros ciudadanos. No podemos tener una Sala Constitucional que resuelve miles de recursos de amparo y de habeas corpus, a fin de hacer prevalecer los derechos fundamentales, mientras nuestros representantes no exigen un comportamiento ético a sus pares. No podemos estar bien con dios y con el diablo al mismo tiempo.

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