15 de noviembre de 2008

Mensaje del Dalai Lama

En el sitio en la internet de la Asociación Cultural Tibetano Costarricense, en el boletín del 10 de noviembre, aparece el mensaje del Dalai Lama de esta semana. Comparto con ustedes la traducción del mismo:

Un yogui tántrico que ha logrado el control de las energías sutiles del cuerpo y de los niveles sutiles de conciencia, tendrá control sobre los elementos internos y externos y consecuentemente podrá transformar su forma samsárica ordinaria en un gozoso cuerpo de arco iris. Pero hasta que podamos hacer esto, tenemos que aceptar el hecho de que nuestra base física es un imán que atrae todo tipo de incomodidad y dolor.

…Este cuerpo samsárico nos mantiene corriendo todas nuestras vidas. Tenemos que correr para satisfacer sus interminables necesidades, para mantenerlo lejos de las cosas que pueden dañarlo, y para protegerlo de cualquier todo lo no placentero. Tenemos que darle placer y comodidad. Recibimos la ordenación, y al principio esto es muy satisfactorio; pero pronto nuestro cuerpo lo hace tan difícil para nosotros que pensamos que nuestra práctica estaría menos perturbada si nos fuéramos a vivir como un laico. Así que nos damos por vencidos y regresamos a la vida ordinaria; pero entonces terminamos con una familia que mantener, sin que nos quede tiempo o energía para la meditación. Tenemos las tareas apremiantes de alimentar, vestir y albergar a nuestros hijos, y de hacer arreglos para su educación y demás.

Nuestras vidas pasan alternando entre el trabajo y la preocupación, con ocasionales cortos períodos de placer, y luego tenemos que morir; pero ni siquiera esto lo podemos hacer en paz, pues cuando yacemos para morir, nuestros últimos pensamientos son preocupaciones acerca de la familia que estamos dejando atrás. Tal es la naturaleza de la existencia mundana.

…Cuidar de nuestros ancianos (aquellos que nos han dado nuestro cuerpo, nuestra vida y nuestra cultura) es un deber sagrado de la humanidad. Pero la mayoría de los humanos actúan más como animales que como gente, y a menudo vemos personas mayores que han sido abandonadas por sus familias. Las unidades familiares son muy fuertes en el Tibet, y las personas mayores son usualmente cuidadas directamente por familiares. El cuidado estatal para los ancianos que vemos en Occidente es algo muy bueno, una señal saludable, a pesar de que quizás aquí la base espiritual y psicológica sea algo escasa.

El sufrimiento de la ancianidad es algo que todos debemos encarar, a menos que muramos prematuramente. No hay nada que podamos hacer al respecto. Se habrá ido aquella falsa sensación de habilidad y fuerza personal que nos hizo tan orgullosos cuando éramos jóvenes. En su lugar, auxiliares o amigos nos bañarán, vestirán, darán de comer, y tendrán que llevarnos al baño. En vez de vivir bajo la ilusión de la permanencia, debemos comprometernos en el entrenamiento espiritual de manera que podamos entrar en la ancianidad al menos con la gracia de la sabiduría.

…Así que podemos ver que este cuerpo de hecho nos causa mucho pesar en esta vida y, tristemente, en su búsqueda por satisfacer sus muchas necesidades, la mayoría de las personas acumulan una corriente interminable de instintos kármicos negativos que las conducirán a renacimientos inferiores en el futuro. Estos son los sufrimientos del mundo humano.

…El punto importante aquí es volverse consciente del tercer tipo de sufrimiento, el sufrimiento sutil que penetra toda existencia imperfecta, la toda-penetrante miseria concomitante con tener una base perecedera, samsárica…(Todos están) atrapados en el sufrimiento porque la naturaleza de sus cuerpos y mentes está limitada por procesos cíclicos compulsivos. Hasta que desarrollamos la sabiduría que es capaz de liberar a la mente de estas fuerzas compulsivas, no hay duda de que experimentaremos sufrimiento a través de nuestras vidas, y que continuaremos vagando interminablemente en la rueda del nacimiento, vida, muerte y renacimiento, donde la presencia de la miseria puede ser siempre sentida.

Fuente: Asociacion Cultural Tibetano Costarricense


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