Hoy se realiza una marcha por la no violencia contra las mujeres. Más allá de dictar leyes, lo que necesitamos es un cambio de cultura; es evitar la publicidad sexista que le da a la mujer el lugar de un objeto que puede ser poseído o desechado fácilmente.
Depende de todos nosotros (hombres y mujeres) hacer poco a poco un cambio cultural. Respetar al otro, al diferente; y darnos el lugar que merecemos en esta sociedad en la que no hay mayorías sino múltiples y diversas minorías. Evitemos acomodarnos en el rol que nos piden para ser aceptados, y seamos más nosotros mismos, sin complejos, sin temores. Respetemos la diferencia de los otros y exijamos que se respete la nuestra.
Quiero compartir con ustedes un conocido poema de Sor Juana Inés de la Cruz, que probablemente si hubiera sido hombre, habría sido la poetisa e intelectual más reconocida de su época. Reconozcamos la voz de las mujeres que fueron censuradas por su brillantez y opacadas por la brutalidad de la ignorancia.
REDONDILLAS
Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?
Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?
¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
Fuente: http://members.tripod.com/Heron5/sor1.htm
25 de noviembre de 2008
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