Este fin de semana no actualicé el blog porque estaba fuera de San José. No sé si ya se los comenté, pero estoy inscrita en el Club de Montañismo de la Universidad de Costa Rica y el sábado y domingo estuvimos de gira en el Parque Nacional de Barra Honda. Al llegar al parque, luego de un largo viaje (pues se ubica en la provincia de Guanacaste), iniciamos una caminata en dirección a la caverna Terciopelo. Tuvimos que bajar por una escalera de 17 metros e internarnos en ese mundo subterráneo que me evocó el viaje al centro de la tierra de Julio Verne.
En un inicio pensé que mi claustrofobia sería la que haría displacentero ese viaje a las entrañas de la tierra, pero le ganó el vértigo y los minutos que duró la bajada y posterior subida por la escalera de ingreso a la caverna (gracias a Dios, con todos los elementos de seguridad necesarios, para disminuir mi angustia). Ya en la caverna, disfruté mucho de las formaciones producidas por el agua que lentamente y a través de los años adornan su interior. De pronto me vi pasando por pequeños agujeros para acceder a las diferentes salas y disfruté enormemente del experimento del guía al hacernos apagar las luces de nuestros focos para escuchar el silencio que lo embarga todo.
Se trata de uno de esos viajes imperdibles que todos los habitantes de este país debemos hacer. Los invito a participar en el club de montañismo, pues representa una forma de acceso a las bellezas de nuestro país. Es una bonita oportunidad en la que lo más importante es el deseo de estar cerca de la naturaleza y muchas ganas de caminar para disfrutarla a plenitud.
1 de diciembre de 2008
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